Los errores más comunes al gestionar tus gastos y cómo puedes arreglarlos

Los errores más comunes al gestionar tus gastos y cómo puedes arreglarlos

Elaborar un presupuesto de gastos personales no es difícil, algunos consejos y trucos pueden ayudarte a hacerlo realmente bien. Pero incluso un buen presupuesto tiene posibilidades de salir mal: hay un puñado de errores que hacen que la gente acabe tirando la toalla. La buena noticia es que estos errores suelen ser fáciles de arreglar.

Hacer un presupuesto demasiado estricto

Hacer un presupuesto no es una tarea muy divertida. Es tan emocionante como hacer la declaración de la renta o cambiarle la arena al gato. Pero la sensación de poner tus finanzas en orden puede ser en cierto modo emocionante.
El problema es que muchos de nosotros nos dejamos llevar por esa emoción y creamos un presupuesto poco realista que es demasiado estricto.
Me ha pasado. Después de la universidad leí mucho sobre finanzas personales y me vine arriba porque quería usar mi dinero para las cosas que realmente me interesaba. Necesitaba pagar mis préstamos estudiantiles, así que me hice un presupuesto que asignaba cero partidas a la diversión, los lujos personales y el gasto discrecional. Sorpresa: el tiro salió por la culata. Hasta el más pequeño gasto discrecional destruía mi presupuesto, por lo que se volvió inútil.
Otro problema con un presupuesto excesivamente estricto es que te cansas de restringirte a ti mismo, por lo que acabas haciendo compras compulsivas. Terminas gastando más de lo que habrías gastado si simplemente te hubieras apartado un poco de dinero para gastar en divertirte.
¿Una mejor opción? Un presupuesto para la vida que tienes. Cuando repases tu presupuesto y le asignes categorías de gastos, sé realista. No te digas a ti mismo que nunca vas a hacer una compra discrecional porque te estás llevando al fracaso. Date un respiro.

Hacer un presupuesto que no puedes permitirte

La otra cara de la moneda se llama “inflación de tu estilo de vida”. La inflación de tu estilo de vida se convierte en un problema cuando empiezas a gastar cosas para una vida que no puedes permitirte. Son cosas que te atrapan: una cena de lujo por aquí, una suscripción a la tele de pago por allá… Antes de que te des cuenta has inflado tu presupuesto y estás gastando más de lo que ingresos. Para justificar estos gastos, mucha gente simplemente se aprieta el cinturón al mes siguiente para pagar los gastos del mes anterior. “Debo el alquiler el día 1, pero como me pagan el día 5 espero que la domiciliación dure hasta ese día”.
Los números y las fechas pueden funcionar, pero ejercen presión sobre tu presupuesto y te animan a vivir nómina a nómina. Muchas personas están atrapadas en ese ciclo porque de verdad no pueden llegar a fin de mes, pero hay bastante gente a la que le pasa porque están gestionando sus gastos para un estilo de vida poco realista. Si esto te resulta familiar es buena idea empezar de cero. Evalúa tu situación financiera, recorta tus gastos, dale prioridades a tus metas y hazte un nuevo plan de gastos.

Gestionar tus gastos sin un propósito

Es difícil ceñirse a un presupuesto que no tiene una meta. ¿Qué sentido tiene? Cuando no se lo encuentras, tu presupuesto se convierte en un historial de tus gastos en lugar de un plan para alcanzar tus metas financieras.
Cuando cancelé mis deudas, mi presupuesto no tenía un buen propósito. Sabía que quería ahorrar dinero y vivir por debajo de mis posibilidades porque eso es lo que todos los libros de finanzas personales me dijeron que hiciera, pero no había una razón específica por la que ahorrar, así que no actué de manera proactiva. Compraba cosas que no necesitaba y no llevaba un registro de mis gastos en restaurantes. Mi plan era básicamente gastar lo que quisiera y ahorrar el resto.
Puede que tú también hagas estos si tienes deudas. No tienes una dirección a la que ir, por lo que pagas la cuota mínima de tus deudas cada mes y gastas el resto. Tómate un momento para definir las metas de tus ahorros y de tus deudas. Si se trata de un gran objetivo, es posible que tengas que establecer primero metas más pequeñas. En cualquier caso, ponte una meta para tu presupuesto y después asígnale a esa meta una categoría. Por ejemplo, cuando cancelé mis deudas, me tomé un momento para pensar en lo que quería hacer con mi dinero y decidí que quería viajar al extranjero, algo que nunca había hecho. Eso se convirtió en mi nueva meta presupuestaria.
El presupuesto 80/20, poner un 20% para cumplir tus metas y un 80% para todo lo demás, es ideal para esto. Es parecido a lo que ya haces, pero ahora tu objetivo tiene un número, y se puede ajustar ese número como mejor te parezca.

Olvidar los gastos irregulares

Si sigues cargándote tu presupuesto porque “surgen gastos” cada mes, probablemente sea porque no tienes un presupuesto para gastos irregulares. Es un problema común de finanzas personas con una solución fácil: ¡añadir al presupuesto los gastos trimestrales, anuales y esos que son aparentemente aleatorios!
Piensa en todos tus gastos irregulares. ¿No tiene ni idea? Echa un vistazo en los extractos del banco del año pasado. Estos son algunos de los gastos comunes que la gente a menudo se olvida de añadir a su presupuesto:
  • Primas del seguro del coche
  • Facturas de los servicios que son más altos en invierno y verano
  • Vacaciones
  • Alojamiento web
  • Facturas predecibles de tu mascota, como las vacunas
  • Cambios de aceite y demás mantenimiento del coche
  • Proyectos de reparación en tu vivienda
  • Impuestos trimestrales
  • Material escolar
Puedes factorizar estos gastos fácilmente en tu presupuesto en base al gasto anual y promediándolo cada mes. De modo que tus vacaciones de 400 euros se vuelven un gasto mensual de 33 euros. Sólo tienes que apartar esa cantidad cada mes para que cuando llegue la factura tengas el efectivo. Hay aplicaciones que harán el trabajo por ti.
Sin embargo, tal vez haya gastos que no veas venir. Se casa un familiar un mes.Tu coche necesita una batería nueva al mes siguiente. Si surge algo todos los meses es posible que tengas que presupuestarlo también. Añade un “Todo lo demás” que asigne algo de efectivo para los esperados gastos inesperados que surgen cada mes. Puede que hayas ajustado bastante tu presupuesto, pero ahora tienes dinero para esos gastos.

No tener un colchón

Los gastos irregulares también ilustran por qué es importante tener un fondo de emergencia. Cuando tu coche se rompe, tienes un fondo del que tirar y no necesitas meter mano en el presupuesto de los próximos meses hasta volver a tu carril. Puede llevarte tiempo y frenar el progreso hacia la meta, pero tener un fondo de emergencia te ayudará a no cargarte tu presupuesto.
Más allá de tener una red de seguridad en forma de fondo de emergencia, también ayuda errar con un exceso de presupuestación. Como dice Femme Frugality: “sé liberal con tu presupuesto y conservador con tus gastos”.
Ser liberan con tu presupuesto significa que cuando crees que vas a gastar 75 euros en la luz, en el presupuesto pongas 100. O sea, sin importar cuánto creas que vas a gastar, preveas que vas a gastar más. No maquillar los números con un mínimo poco realista para adaptarte a tus ingresos.
Somos fans de la automatización de las finanzas personas, pero eso no significa olvidarse de ellas y no revisarlas nunca. Tu presupuesto puede cambiar al igual que cambia tu vida.

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