9 sorpresas escondidas en Star Wars: The Force Awakens

9 huevos de pascua escondidos en Star Wars: The Force Awakens

A medida que se enfría el hype por el regreso de Star Wars y ahora que la siguiente película se ha retrasado 7 meses, es hora de un hacer un nuevo visionado más relajado para descubrir los huevos de pascua que hay escondidos en The Force Awakens. Algunos más obvios y otros no tanto.

  1. La antena radar del Halcón Milenario. En The Force Awakens, la mítica nave de Han Solo tiene una nueva antena rectangular. Es un detalle prácticamente imperceptible, pero tiene mucho sentido: hacia el final del Episodio VI, la antena parabólica original había resultado dañada. Cabe esperar que tuvieran que reemplazarla en el intervalo de tiempo que transcurre antes de los sucesos de la nueva historia.

  2. Los Beastie Boys. J. J. Abrams es un fan acérrimo de la banda neoyorquina. Se las arregló para meter algunas de sus canciones en las películas de Star Trek, pero en Star Wars ha tenido que recurrir a la creatividad para rendirles homenaje. Para descubrirlo tenemos que fijarnos en un piloto de la Resistencia llamado Ello Asty, una referencia al disco Hello Nasty. El personaje lleva inscrito Born to Ill en el casco, que es una referencia a otro álbum del grupo musical: el superventas Licensed to Ill.

  3. El número 2187. Antes de que Poe Dameron lo apodara Finn, el stormtrooper más carismático de la saga era conocido como FN-2187 por la Primera Orden. Si te suena es porque 2187 era también el número de celda de la princesa Leia cuando estuvo encerrada en la Estrella de la Muerte antes de que Luke y Solo llegaran para rescatarla en los sucesos del Episodio IV.

  4. El remoto de entrenamiento de Luke. Los remotos son unos pequeños droides esféricos que pueden volar y disparar rayos de plasma. Cuando Luke empieza su entrenamiento Jedi con Obi-Wan Kenobi (en el Episodio IV), usa uno de estos en el Halcón Milenario. El remoto vuelve a aparecer durante unos segundos en el Episodio VII, cuando Finn busca con torpeza la herramienta que necesita Rey para arreglar la nave.

  5. La mítica marca de 12 pársecs. En el Episodio IV, Han Solo convence a Obi-Wan de que su nave es lo suficientemente rápida para llegar a Alderaan diciendo “¿No has oído hablar del Halcón Milenario? Es la nave que realizó el viaje a Kessel en menos de 12 pársecs”. En The Force Awakens, Rey repite la frase pero rebaja la marca a 14 pársecs, así que Solo se apresura a corregirla. La frase es una de las más discutidas de la trilogía original porque pársecs es una unidad de distancia y no de tiempo; George Lucas lo justifica diciendo que Han miente.

  6. El nombre de Kylo Ren. Cuando el espectador descubre que el verdadero nombre de Kylo Ren es Ben Solo, inmediatamente piensa en Obi-Wan Kenobi —que adopta el nombre de Ben al esconderse en Tatooine. Pero hay otro Ben en la historia no-canónica de las novelas: el hijo de Luke Skywalker. El villano de la nueva saga puede ser una referencia al Ben de esa línea temporal, cuyo nombre era también un homenaje a Obi-Wan.

  7. Las voces de la Fuerza. Pasan muchas cosas interesantes en los “flashbacks” que sufre Rey cuando toca por primera vez el sable láser de Luke, pero quizá no te hayas dado cuenta de que las voces que suenan son cameos de los actores originales de dos grandes maestros Jedi: Yoda (interpretado por Frank Oz) y Obi-Wan Kenobi (con voces de Ewan McGregor y el fallecido Alec Guinness a través de sus grabaciones).

  8. Los humoristas detrás de BB-8. Uno de los personajes más divertidos de la película es el droide que hemos visto rodar por la arena desde aquel primer teaser. Lo que quizá no sabías era que dos humoristas de carne y hueso le ponen la voz, usando los efectos de sonido de una aplicación para iPad. Detrás de la voz de BB-8 están los actores Ben Schwartz (Parks and Recreation) y Bill Hader (Saturday Night Live, etc.).

  9. R2-KT, el R2 rosa. En una escena de la película, cuando los protagonistas están en la base de la Resistencia, se puede ver a un droide similar a R2-D2 pero en color rosa. Se trata de R2-KT, cuya historia comienza en el mundo real cuando diagnosticaron un tumor inoperable a una niña llamada Katie Johnson. Su padre consiguió que Jerry Greene, un maestro constructor de droides, le hiciera el R2 rosa como regalo.
  10. [Via Gizmodo]

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