Decenas de pilares estáticos de luz flotando inmóviles en el cielo como si un ejército de platillos volantes hubiese dado luz verde a la temporada de abducciones. Solo que, por supuesto, no son hombrecillos grises, sino pilares de luz, un espectacular fenómeno óptico propio del invierno.
Cada vez que alguien tiene la suerte de fotografiar o grabar este fenómeno, la imagen suele volverse viral, y no es para manos, porque es realmente espectacular.
Curiosamente, el origen de estas luces en el cielo no es la aurora boreal. Se puede producir en cualquier parte del mundo siempre que haga mucho frío y su procedencia suele ser artificial, concretamente las luces intensas de las ciudades. Cuando hace mucho frío de forman diminutos cristales de hielo que flotan en la atmósfera. Esos cristales reflejan la luz de una fuente cercana provocando que la luz se extienda hacia arriba y hacia abajo formando una columna vertical. El color del pilar depende directamente del color de la fuente de luz.
Normalmente, los pilares de luz reflejan la luz del Sol o de la Luna. Hace falta que sea una noche con el aire muy limpio y mucho frío para que refleje las luces de una ciudad. A diferencia de los haces de luz que a veces se proyectan desde tierra hacia el cielo, los pilares de luz son una ilusión óptica. No tienen una localización física ni están encima de la fuente de luz.
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