El objetivo de los ataques de esta madrugada
fue eliminar los bloqueos a carreteras y barricadas en los barrios, que la
población erige para evitar que fuerzas "parapoliciales" secuestren y
maten a los vecinos, así como para protestar contra Ortega.
En Jinotepe los "autoconvocados" reportaron la muerte de
Marcos Gutiérrez, quien recibió un disparo de bala certero en la cabeza.
Aunque Gutiérrez fue identificado como miembro de las fuerzas de
choque oficialistas, conocidas como "turbas", los manifestantes creen
que el asesino pudo haberse equivocado, ya que sospechan
de un francotirador de la Policía.
La herida de la víctima coincidió con la forma en que ha muerto la
mayoría de manifestantes opositores: tiros certeros en la cabeza, cuello o
torso, con armas de alto calibre, en este caso,
un fusil Galil, según los "autoconvocados".
Tanto el cardenal Leopoldo Brenes, como el obispo auxiliar de la
arquidiócesis de Managua, Silvio Báez, mostraron su rechazo a los ataques, que
incluyeron amenazas a un templo católico en la ciudad de Masatepe, a 48
kilómetros al sur de Managua, que suena las campanas cuando hay peligro, para
que la gente busque refugio.
"Su eminencia, cardenal Leopoldo Brenes, condena y repudia
los ataques en diversos puntos del país", notificó la Arquidiócesis de
Managua en un comunicado.
Los obispos también mostraron su disgusto con el hecho de que las
fuerzas de choque oficialistas impidieron el acceso de los heridos al Hospital
de Jinotepe, mientras la ciudad, a
47 kilómetros al sur de Managua, era atacada "por policías antimotines y
grupos paramilitares".
A pesar de que las embestidas de las fueras
gubernamentales han destruidos múltiples tranques (bloqueos en carreteras) y
barricadas en los barrios, los "autoconvocados" han vuelto a
construirlos, salvos donde la Policía permanece vigilante.
Las barricadas se multiplicaron esta mañana en la ciudad de León, que anunció un paro general por 24 horas.
Los sucesos ocurren en el quinto
día desde que el presidente Ortega solicitó a los obispos
"reflexionar" para ver si acepta la "democratización" de
Nicaragua.
Nicaragua cumple hoy 56 días de la crisis sociopolítica más
sangrienta desde los años 80 del siglo pasado, con Daniel Ortega también como
presidente.
Las protestas contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario
Murillo, comenzaron el 18 de abril pasado por unas fallidas reformas a la
seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia, después de
once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción.
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