Más de 1.500 denuncias por robo de niños han derivado en solo una imputación, la de la monja, sor María Gómez Valbuena. Pero entre ese millar y medio de denuncias hay otros nombres de religiosas que se repiten, como el de sor Juana Alonso, de la misma congregación, Hijas de la Caridad, y superiora de la casa cuna de Tenerife entre 1951 y 1970. Hoy tiene 97 años.
“Si han llamado como imputada a sor María, con más razón a sor Juana, que llevaba y traía niños entre la Península y Canarias”, pide Liberia Hernández, que acusa a esta religiosa de darla en adopción en 1962. Entonces ella tenía ocho años y fue dada a un matrimonio de Alcoy sin el consentimiento de su madre, que tenía ya siete hijos y la había llevado a la casa cuna temporalmente. En su denuncia, Liberia también pide que se impute a la monja que la llevó en barco desde Tenerife, sor María Soler, sobrina del matrimonio que la adoptó, y como testigo, a una exreligiosa de la casa cuna de Tenerife, Mercedes Sánchez, que ha corroborado su versión: “Recuerdo a la madre de Liberia agarrada a las rejas del patio preguntando por su hija. Estuvo años yendo a la casa cuna a preguntar. No la abandonó. Sor Juana la despachaba diciéndole que se olvidara, que Liberia estaría mejor con las personas que estaba”.
La fiscal jefe de Tenerife, Carmen Almendral, investiga esta y otra decena de denuncias contra esta casa cuna y su superiora, Juana Alonso. “Es un nombre que se repite. Como el de otras monjas”, señala. Acaba de recibir la documentación que requirió de este centro y ha tomado declaración a los hermanos de Liberia, que la encontraron en 1986. “De momento hemos visto irregularidades, queda mucho por valorar. Algunos de los delitos denunciados, como malos tratos, habrían prescrito”, añade la fiscal, que no ha archivado ningún caso.
Mercedes Sánchez, que abandonó la congregación tras su paso por la casa cuna de Tenerife, decidió contar lo que sabía tras leer las declaraciones que sor Juana Alonso hizo a este diario en marzo de 2011 en las que negaba conocer a Liberia. “No me suena de nada”, y aseguraba que las adopciones se habían hecho “con todas las de la ley”. En esa entrevista sor Juana admitía tener un acuerdo con Mercedes Herrán de Gras, una mujer que disponía en Bilbao de una red de pisos patera (así los llaman las afectadas) para embarazadas solteras. “Lo teníamos muy bien organizado. Yo he ido más de una vez a Bilbao a recoger a algún niño. Ella tenía madres que iban a dar a luz y de vez en cuando nos llamaba y nos decía: ‘Id preparando a los padres para que vayan a verlo’. Yo iba a Bilbao, los metía en el capazo y los traía a Tenerife, de avión en avión, ¡qué trajín! Doña Mercedes también me llamaba cuando tenía algún compromiso y nos pedía un niño y a veces también le decíamos: mujer, déjanos alguno, porque nosotras teníamos también otra petición”.
Fuente: http://sociedad.elpais.com
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