Alguien tenía que hacerlo, antes o después. Ya fuera un diseñador avispado o un padre harto de comprar calzado a sus expansivos retoños, alguien tenía que facilitarnos la vida con una sandalia que pudiera ir un poco más allá de las efímeras tallas infantiles.
En este caso, el tipo listo al que los padres de familia erigirán un monumento es Kenton Lee, un emprendedor al que se le ocurrió la idea de una sandalia de tamaño adaptable cuando vivía en Nairobi, Kenia.
Allí se dio cuenta de que un problema tan universal y relativamente trivial como el de los niños cuya talla de zapatos cambia cada año podía ser un grave problema económico para una familia sin recursos, lo que desemboca en niños que caminan descalzos por la calle y desarrollan lesiones o se contagian de todo tipo de enfermedades.
Así nació Because International, una empresa basada en un concepto bautizado como "compasión práctica" y, lo que es más importante, nació un proyecto al que Kenton Lee puso un nombre tan explícito como Theshoethatgrows, es decir, "El zapato que crece".
El producto es muy sencillo, tanto como una sandalia fabricada con cuero, goma y broches. Tantos broches como tallas es capaz de expandirse la sandalia: cinco tallas, cinco años durante los cuales al niño no se le quedará pequeño el calzado.
La sandalia se fabrica en dos tamaños, abarcando por tanto hasta diez tallas, y se puede comprar directamente para uso personal o bien adquirirla en lotes de cantidades variables y donarlas a colectivos con niños necesitados. El precio parte de los 30 dólares.
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