La fascinante historia de cómo la cinta de correr originalmente era un dispositivo de tortura


Hoy en día la cinta de correr (también conocida como caminadora de banda o máquina de caminar) está presente en prácticamente todos los gimnasios del mundo. Pero originalmente no fue creada para que la usáramos escuchando música con un iPod, sino con un fin correctivo y prácticamente de tortura.
El origen de la cinta de correr en realidad data de los días del Imperio Romano, pero no fue sino Sir William Cubitt, un ingeniero mecánico inglés, el que le dio un uso dirigido al ejercicio físico y, al mismo tiempo, al castigo de prisioneros del Reino Unido en el Siglo XIX.
Desde TED cuentan la historia y evolución de la “rueda de andar” desde un método de tortura y “reforma de prisioneros”, hasta esa cinta que de cierto modo sigue torturando a quienes pasan decenas de minutos al día corriendo sobre ella sin moverse de sitio.
En pleno siglo XIX se llevaron a cabo muchas protestas en el Reino Unido, lideradas por religiosos y luchadores sociales (además de unas cuantas celebridades), debido a que en las prisiones de Reino Unido el castigo más común era el aislamiento de los prisioneros y la pena de muerte, además de ser prácticamente esclavizados en campos de trabajo.
La fascinante historia de cómo la cinta de correr originalmente era un dispositivo de tortura
Luego de que se realizaran algunas reformas se propuso cambiar los métodos de reforma de prisioneros a unos menos “drásticos”, y el ejercicio iba a ser parte esencial de ellos. Fue entonces cuando Sir Cubitt creó su propia versión de la rueda de un molino, la cual sería empujada por los prisioneros con el fin de ejercitarse.
Pero claro, no eran tan “atractivas” como las que vemos hoy en día. Los prisioneros estaban suspendidos sobre la rueda y si dejaban de caminar caían debajo de ellas. Y estas, más allá de su propósito “fitness”, también servía para triturar granos o bombear agua, y producir dinero para la cárcel. Exacto, otro tipo de de esclavitud, solo que esta vez un poco más disfrazada.
Según los cálculos de algunos historiadores, se estima que los prisioneros duraban unas 6 horas al día sobre estas ruedas, lo que es el equivalente a escalar más de 1500 metros. Por supuesto, el experimento fue considerado todo un éxito y para 1840 ya habían más de 100 prisiones que usaban este sistema, entre Reino Unido y los Estados Unidos. No fue sino hasta el año 1898 en el que las ruedas fueron retiradas de todas las cárceles de Reino Unido por ser “excesivamente crueles”.
Pero en el año 1952 regresó, solo que con un propósito completamente diferente: como una caminadora y lista para ser instalada en gimnasios y hogares en todo el mundo.


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