Intel ya ha señalado en su hoja de ruta para próximos procesadores que sus esperados Cannon Lake, aquellos que estrenan el proceso de fabricación de 10nm, aparecerían en los primeros ordenadores en la segunda mitad del año, una fecha estimada que ya no está clara de que se cumpla.
Así lo ha admitido Ventaka Renduchintala, presidente de Intel en la división de PC, IoT y diseño de chips, que no descarta la llegada de los nuevos procesadores Cannon Lake hasta primeros de 2018, con una producción masiva para mediados de dicho año. De esta manera, los primeros procesadores en 10nm de Intel no se encontrarán de manera masiva en los ordenadores de todo el mundo hasta navidades del próximo año.
Sea como fuere Intel ha sabido adaptarse a los cambios y ha logrado innovar a su manera a pesar de haber roto por el camino el modelo del ‘tick-tock’. Todo el mundo espera la llegada de la generación Cannon Lake por su proceso de fabricación de 10nm, que hace uso de la tercera generación de la tecnología FinFET y del hiperescalado que permite una reducción del tamaño de los transistores y ahorro de costes.
La idea de Intel es que esta generación de procesadores traigan un incremento de 2.7 veces de aumento de densidad, algo que ya vemos con el paso a los 100 mega transistores por milímetro cuadrado de los Cannon Lake, que han supuesto este aumento de 2,7 veces sobre el proceso actual de 14nm.
¿Qué supone entonces un procesador fabricado en 10nm? Las características de los Cannon Lake serán una mejora de hasta un 25% de rendimiento y hasta de un 45% de ahorro energético. No obstante, en futuros procesadores de 10nm se esperan mejoras del 15% de rendimiento y 30% de eficiencia generación a generación.
Los primeros equipos en montar un procesador Cannon Lake serán aquellos de gama baja y 2 en 1, dado que equipos más convencionales precisan de mayor tiempo de testeo antes de su puesta a la venta. Veremos si Intel cumple con su hoja de ruta inicial.
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