Este hombre mató a 242 nazis en cuatro meses con un solo dedo: si te movías o respirabas, estabas muerto


En los conflictos bélicos del siglo pasado había una figura que destacaba sobre el resto por el miedo que inspiraba a las tropas. No importaba lo resguardado que estuvieran los soldados entre las trincheras, un ligero sonido, un mal paso, y los francotiradores te podían reventar la cabeza. Y de entre todos: Vasily Zaytsev.
Zaytsev creció en Siberia, en los montes Urales, probablemente uno de los terrenos más abruptos que existen. Sin el lujo de ir a una tienda para recoger carne, el hombre supo desde muy temprano que iba a tener que desarrollar ciertas aptitudes. De su puntería dependía un día de caza y alimento.
Cuando Vasily cumplió los 18 años comenzó a trabajar como pastor, aunque en Siberia no es lo mismo que ser pastor en cualquier otra parte del mundo. En los montes Urales de principios de siglo XX uno debe tratar de imaginarse el lugar más desolado, inhóspito e implacable que exista.
Cuando tengas esa imagen mental, añádele una capa de varios metros de hielo sólido y luego cúbrelo con una capa de nieve húmeda bajo una temperatura tan fría que el mismísimo Peter Freuchen tendría problemas para no congelarse las manos haciendo sus famosos cuchillos de heces heladas. Ahí nació Vasily.
Suponemos, y así lo dijo en vida, que aquello le curtió de tal forma que la guerra no sería gran cosa. Cuando Alemania traicionó a los soviéticos y los nazis invadieron a su antiguo aliado, Zaytsev se unió al resto de sus compatriotas tomando las armas para defender a la madre patria. Inicialmente sirvió como empleado de la Armada, pero Zaytsev solicitó una transferencia al frente. Quería matar nazis y sabía cómo hacerlo.
Unas semanas después, su deseo fue concedido y se unió a un regimiento de fusileros que sería una parte integral de la batalla más importante de la guerra: Stalingrado, una ciudad crítica a lo largo del río Volga y el lugar de un conflicto cada vez más sangriento entre nazis y soviéticos.
Image: Batalla de Salivando (tropas alemanas) (Wikimedia Commons)
Con el nuevo trabajo Vasily ya estaba ofreciendo pistas sobre el hombre que los rusos estaban enviando. Probablemente, la Batalla de Stalingrado es la acción militar más sangrienta en la historia. Aproximadamente dos millones de personas fueron asesinadas en el lapso de unos ocho meses durante la brutal lucha, y más de un millón de soldados soviéticos perdería la vida.
Por supuesto, la Batalla de Stalingrado también fue el punto de inflexión de la Segunda Guerra Mundial, y sí, gracias en gran parte a las acciones de Zaitsev escalando como si fuera un reptil letal a través de los edificios destruidos y las calles llenas de escombros, eliminando a nazis de alto rango con la sangre de hielo del tipo que venía de un páramo que nadie podría imaginar.
Nada más llegar a Stalingrado, Vasily Zaystev (cuyo nombre significa “liebre” en ruso) agarró su rifle estándar Mosin-Nagant y se puso a trabajar como parte del 1047 ° Regimiento de Fusileros soviético. El hombre no perdió tiempo en establecerse un nombre dentro de la ciudad sitiada: mató a 40 soldados alemanes en sus primeros 10 días.
Image: Zaytsev (izquierda) (Wikimedia Commons)
Cuando el recuento de cuerpos del asesino ruso se acercaba a los tres dígitos, el alto mando estaba tan impresionado con sus habilidades que lo pusieron a cargo de entrenar a otros francotiradores soviéticos, algunos de los cuales llegarían a ser casi tan famosos como su maestro.
Zaytsev enseñó a los reclutas que la puntería no siempre era el activo más importante de un francotirador: la paciencia y la observación eran casi igual de esenciales. Así describió la emoción única de cazar “presas” desprevenidas:
Observas a un oficial nazi salir de un búnker, actuando como si fuera el hombre más poderoso, ordenando a sus soldados, con un aire de autoridad. El oficial no tiene la menor idea de que solo tiene segundos para vivir.
Image: Grupo entrado por Vasily (Wikimedia Commons)
Frustrados con el éxito letal de Zaytsev, los alemanes llamaron al jefe de su propia escuela de francotiradores para cazar a la liebre rusa, el mayor Erwin König. Este punto de la historia se ha retratado en varias ocasiones. De hecho, el propio Zaytsev dio su propia versión del duelo al autor Vasily Grossman, lo que se convertiría en parte de la novela épica Life and Fate.
Tal y como el francotirador soviético lo contó, se enfrascó en un juego del escondite mortal con el alemán durante varios días. Vasily yacía esperando su turno en una zanja cuando König mató a un soldado ruso muy cerca de su escondite. Ninguno de los tiradores se movió mientras otro alemán paseaba por el cuerpo del ruso caído: König esperaba para ver si Zaytsev estaba lo suficientemente cerca como para atrapar al soldado expuesto, Zaytsev esperaba para ver si König verificaba si su bala había encontrado su marca.
Después de quince minutos que deben haberse sentido como una eternidad, König decidió que su presa debía estar en otro lugar y salió a examinar al soldado caído.
Image: Batalla de Stalingrado (Wikimedia Commons)
Entonces sí, Vasily, quien llevaba sentado inmóvil en la oscuridad el tiempo suficiente, controlando su respiración y su ritmo cardíaco para asegurar la firmeza de su objetivo, movió el dedo que tanto éxito le había dado y acabó con la gran esperanza nazi. Zaytsev le había metido una bala en la cabeza.
Esta es la versión de Vasily, pero para esta parte de la historia existe cierta controversia. Algunos historiadores han llegado a dudar de la verdad de la misma, pero dado el caos que reinó durante la Batalla de Stalingrado y las docenas de otras historias aparentemente increíbles pero bien documentadas que surgieron de la ciudad, no puede descartarse por completo como ficción.
Los incrédulos señalan el hecho de que los alemanes (burócratas notoriamente eficientes) no tienen registro de un “comandante König” en el archivo, pero dado que Goebbels y sus compinches estaban bajo órdenes directas del Führer para encubrir cualquier fallo en Stalingrado, es muy posible que los registros del comandante se borrasen para evitar una erosión de la moral.
Image: Batalla de Stalingrado (Wikimedia Commons)
En cuanto al grupo de francotiradores que estaba adiestrando, el riguroso entrenamiento dio sus frutos. De allí salió un cuadro de francotiradores que mataron a decenas de alemanes, aterrorizándolos hasta el punto en que el mero hecho de levantar la cabeza para inspeccionar el entorno se convirtió en una perspectiva aterradora para muchos nazis.
Por su parte, Vasily siguió actuando con su rifle, registrando un total de 242 asesinatos confirmados en el lapso de cuatro meses, incluyendo al menos 11 francotiradores alemanes, aunque el número total podría ser mucho mayor. Los defensores de Stalingrado adiestrados por el hombre mantuvieron la línea, y el ejército alemán dio marcha atrás. Aquel instante de la guerra fue lo más lejos que llegaron los nazis en su ofensiva contra la Unión Soviética.
Image: La tumba de Zaytsev (Wikimedia Commons)
Vasily Zaytsev fue galardonado con la Estrella de Oro del Héroe de la Unión Soviética, el más alto galardón por su valentía en Stalingrado. Pasó el resto de sus días trabajando como ingeniero en Kiev antes de morir en 1991 a la edad de 76 años.





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