Entre todas las opciones profesionales dentro del ejército, cabría esperar que la opción de ser piloto de drones no debería ser tan estresante como pilotar un caza o un tanque. Sin embargo, sí que lo es. De hecho controlar drones militares se ha revelado una tarea agotadora que el ejército estadounidense ya está recortando el número de vuelos.
Según informa el The New York Times, los vuelos de drones militares armados se reducirán de los actuales 65 diarios a solo 60 debido al creciente abandono de pilotos entrenados para estas misiones. La fuerza aérea exige una fase de formación en pilotaje de drones, pero ya van 1.200 pilotos que optan por no continuar esa actividad una vez pasa el período obligatorio.
Entre las causas que explican este abandono masivo está el actual sistema de turnos, que dificulta enormemente compaginar el pilotaje de drones con otras actividades de formación. Sin embargo, la principal razón es el estrés. Un reciente estudio elaborado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos explica que los pilotos de drones están sometidos a una constante tensión, y el hecho de estar cómodamente sentados en una oficina a miles de kilómetros de la zona de operaciones no hace sino empeorar las cosas. La principal preocupación de los pilotos es la incertidumbre de no saber si sus ataques tendrán víctimas civiles que no han detectado.
Desde el Pentágono querían aumentar el número de misiones con drones armados como los Predator, sobre todo con el reciente auge de grupos extremistas como ISIS, pero el abandono de los pilotos está forzando a cancelar operaciones en un varapalo importante a los planes de la fuerza aérea. En la última década, las misiones de este tipo de aviones no tripulados se había multiplicado por 10.
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