Octubre es el mes de las setas por excelencia en muchos países. Más allá de los champiñones que ponemos en algunas pizzas hay todo un mundo de hongos cuyas propiedades y morfología son realmente sorprendentes. Estos son algunos de los más extraños, tóxicos o simplemente curiosos.
Hydnellum peckii, la seta que sangra
Se la conoce como Hongo diente de sangre o Diente del diablo. Habita los bosques de pinos de América del Norte y Europa Central, y cuando están en pleno crecimiento segregan un líquido rojo que recuerda a la sangre. Curiosamente, ese líquido contiene atromentina, un anticoagulante natural similar a la heparina. Es comestible, pero su sabor es desagradable, demasiado amargo y picante.
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Phallus indusiatus, la seta de los orgasmos
El Hongo de bambú o velo de novia es una seta tropical solo crece en las rocas de antiguas corrientes de lava. Es comestible, y muy fácil de encontrar en los mercados asiáticos. Aparte de su peculiar forma, tiene un montón de principios activos. Un estudio publicado en International Journal of Medicinal Mushrooms reveló que una variedad de esta seta que crece en Hawai libera un compuesto volátil similar que produce orgasmos espontáneos en un tercio de las mujeres que huelen el hongo. La sustancia no afecta a los hombres y tampoco está presente en su variedad comestible.
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Chorioactis, el hongo más raro del mundo
Se la conoce como Cigarro del Diablo o Estrella de Texas, y es el hongo más difícil de encontrar del mundo. Su distribución también es rara. Se ha encontrado solo en algunas zonas de Texas, en Estados Unidos, y en dos pequeñas prefecturas de Japón. Su nombre se debe a su forma de cigarro puro. Cuando libera sus esporas, este cigarro se abre formando una estrella de entre 4 y 7 puntas.
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Clathrus ruber, la Jaula roja
Es una de las setas más inusuales por su forma esférica, que le ha valido el apelativo de Jaula roja. No es comestible, y su interior gelatinoso es rico en manganeso, lo que le otorga un olor repugnante como a carne podrida. La Clathus aprovecha esa peste para atraer a insectos que diseminen sus esporas.
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Amanita phalloides, la seta más venenosa
Las Amanitas tienen fama de tóxicas, pero la Amanita phalloides o caperuza de la muerte se lleva el premio a ser el hongo más venenoso para los seres humanos. 30 gramos de su carne bastan para matar a una persona, y su toxina no desaparece ni con la cocción ni al secarla. El veneno es relativamente lento pero puede destrozar el hígado y los riñones. La mayor parte de casos graves de intoxicación requieren un transplante. Para empeorar las cosas, su aspecto anodino hace que se confunda con frecuencia con otras especies que sí son comestibles.
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Amanita muscaria, la seta de los cuentos
Roja y con abundantes motas blancas, la Amanita muscaria es la seta en la que pensamos cuando nos hablan de gnomos y cuentos de hadas. Sin embargo, es tóxica. Solo su contacto paraliza a los insectos que se posan sobre ella, de ahí su nombre. En caso de ingestión puede hasta provocar daños permanentes en el hígado. Al secarse, genera un compuesto psicotrópico, el ácido iboténico, usado en rituales de algunas culturas.
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Mycena chlorophos, luz en la oscuridad
Hay solo tres especies de seta fluorescente, y la Mycena Cholophos es la más conocida. Se da en climas subtropicales del sudeste asiático o Brasil. Su particularidad es que, cuando madura, emite un brillo verdoso en la oscuridad. Esta bioluminiscencia solo dura un día. No se ha especificdo si es comestible o no, pero su fuerte olor a amoníaco hace que no parezca muy recomendable al paladar.
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Gyromitra esculenta, la seta-cerebro
La Gyromitra esculenta se conoce también como Falsa Colmenilla por su parecido a la familia de las colmenillas, que son comestibles. Sin embargo, la esculenta puede ser mortal si se ingiere cruda. En algunas regiones se come cocinada, pero se recomienda no hacerlo. Su toxina, la giromitrina, es hemolítica y cancerígena. Su forma recuerda a la de un pequeño cerebro.
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Hericium erinaceus, la seta melena de león
La seta Melena de León debe su nombre a su extraño aspecto, como una mata de pelo blanco de hasta 25 cm colgando de los árboles. Pese a su extraño aspecto, no solo es comestible, sino que se considera una delicia y tiene propiedades medicinales gracias a su abundancia en treitol, arabinitol y ácido palmítico.
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Lactarius indigo, la seta de sangre azul
Aunque hay una seta australiana de un vivo color azul (la Entoloma hochstetteri), la Lactarius Indigo es más peculiar porque además de ser blancoazulada, su savia es de un intenso color índigo. El compuesto que le da ese color, el 1-estearoiloximetilen-4-metil-7-isopropenazuleno, es único en la naturaleza. Aunque parece venenosa, en algunas regiones se come.
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