Chris Watts se
hizo mundialmente famoso como "el monstruo de Denver".
Una fama funesta, forjada por haber cometido un múltiple feminicidio brutal. Asesinó
a su esposa embarazada Shanann, de 34
años, y a sus hijas Bella y Celeste,
de 4 y 2 años, respectivamente.
De acuerdo
con los investigadores, Watts -quien
confesó la autoría de los homicidios- buscaba un "nuevo
comienzo" con quien era su amante: Nichol
Kessinger. Y así se lo hizo saber a la mujer que mantenía
oculta. Solo pedía tiempo. Una forma de terminar su matrimonio.
"El
monstruo de Denver", como se lo conoce a Watts,
le dijo a Kessinger que estaba en proceso de
divorcio, pese a que su esposa estaba embarazada de 5 meses. Se conocieron en
junio último, cuando todo entre ellos era pasión y promesas. Le
dijo que estaba separado y que pronto estaría libre definitivamente.
Los documentos de la
fiscalía indican que era tal la cercanía entre Watts y Kessinger que
ella estaba ilusionada con casarse con él. Incluso, de acuerdo con la
investigación policial, la joven realizó búsquedas en Google
sobre vestidos de casamiento. Soñaba caminar por el pasillo de su iglesia
vestida de blanco.
Fueron
horas de navegación en las cuales buscó y buscó diferentes modelos que pudieran
ser de su agrado. Todos en agosto, meses antes de que el hombre cometiera uno
de los más salvajes crímenes de la historia de Denver.
Las
consultas a Google por parte de Kessinger eran siempre
referentes a su vínculo con Watts: "El
hombre con el que estoy teniendo una aventura dice que dejará a su esposa"
y "casarse
con su amante" eran algunas de las frases que la mujer
escribía en el mega buscador urgida por consejos anónimos.
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