Al teléfono perfecto se llega por más de un camino. O se intenta, en cualquier caso. El que LG ha escogido este año con el G4, su terminal insignia, es uno lleno de aciertos y renuncia al compromiso. Un Android de vieja escuela en pleno 2015. Con arrojo. Potente y poderoso por un lado, conservador y tímido por el otro.
Qué es
Es el nuevo teléfono de gama alta de LG. Tiene una pantalla de 5,5 pulgadas, con una densidad de 538 píxeles por pulgada, un procesador Snapdragon 808, 3 GB de RAM, 32 GB de almacenamiento ampliable por microSD hasta 2 TB, una cámara de 16 megapíxeles trasera y una frontal de 8. La batería es de 3000 mAh.
Por qué importa
Es el mejor teléfono de LG que puedes comprar ahora mismo. Su perla en la corona, su obra maestra. Es también el teléfono que ha de batirse en duelo contra el resto de terminales de la competencia: el Galaxy S6, el iPhone y el HTC One M9.
Pero sobre todo: importa porque mientras que esa competencia ha ido desviándose cada vez más hacia un patrón muy concreto (batería no intercambiable, materiales premium, formato de pantallas más alargados) el LG G4 permanece como un viejo exponente de lo que hasta hace nada era la inmensa mayoría en Android: batería intercambiable, construcción en plástico y una pantalla ancha, abrumadora y llena de los mejores píxeles que el dinero puede comprar. El Android clásico, mejorado y pulido hasta el extremo.
Diseño y materiales
El LG G4 ha cogido la mayoría de señas de identidad de sus hermanos pequeños, el G2 y el G3. Si te cautivaron aquellos, hay un alto número de probabilidades de que ocurra lo mismo con el G4. El G4 es un teléfono grande, no grande como un phablet, en el sentido descomunal de la palabra, no en el sentido de “yo usaba vaqueros ajustados pero ahora tengo un G4”. Pero grande.
Y aunque eso tiene sus obvios inconvenientes, LG ha conseguido transformarlo sobre todo en una ventaja: se siente increíble cuando lo sujetas en la mano. Es comodísimo. Sólido. El hecho de que los botones no estén en el lateral sino en la parte posterior, algo que ya es marca de la casa con los LG G, acentúa esa sensación.
Además, está ligeramente curvado, pero sólo ligeramente. Tan poco de hecho que, una vez lo tuve en las manos, había olvidado que existía y no me di cuenta hasta unos días más tarde. No es la curva de un LG Flex 2, en definitiva. Se nota, supongo, y está ahí como sutil detalle extra pero no define demasiado lo que significa usar el G4 en la rutina.
En cuanto a materiales, la parte frontal es siempre la misma pero la trasera, intercambiable, puede variar desde acabados en cuero de varios colores (Burdeos, Camel, Marrón, Negro, Amarillo, Azul) y tres en plástico: Blanco, Negro grisáceo, Dorado (un momento, esa combinación me suena). Ninguna acaba de convencer del todo.
Con las de plástico, el problema de siempre: hacen que un teléfono de 600 dólares parezca que valga la mitad. Y con el iPhone 6, el Galaxy S6 y el One M9 utilizando metal y cristal en sus respectivas carcasas el problema se agrava. El G4 no es mucho peor que esos teléfonos, pero lo parece. Con las de cuero es lo contrario. Se supone que deben hacer parecer al teléfono máspremium, más elegante y sofisticado. Y bueno, lo consiguen en parte, pero la calidad de los materiales es tan pobre que la sensación es más la de un burdo intento que la de un resultado real y tangible.
El LG G4 es cómodo pero no especialmente bonito. Es un intercambio bastante simple, realmente. Como esos pantalones de deporte horrorosos que por su comodidad compensan lo demás. Para algunos, será suficiente, para otros, complicado de justificar.
Usándolo
Pero como particular patito feo, el cisne en su interior comienza a asomarse en el momento en el que encendemos la pantalla. Es gloriosa. Pensaba que no iba a ver mejor pantalla que la del S6 Edge hasta dentro de unos meses, pero me equivocaba. Es una cuestión de preferencias, realmente, porque las diferencias son mínimas, pero en general estoy más cómodo con la del G4.
Además, el formato de la pantalla es más ancho. Eso se une a la comodidad que mencionaba para tareas como navegar por internet o incluso leer un libro en Kindle. De nuevo, un intercambio: el formato más cuadrado hace que el teléfono sea más... burdo, tosco, pero por otro lado mejora la experiencia de usuario.
De esa experiencia de usuario es responsable, en parte, el Snapdragon 808 y los 3 GB de RAM que monta bajo el capó. Dan como resultado, en la práctica, un teléfono que funciona de manera fluida. Quizá de manera no tan fluida como el iPhone o el Galaxy S6 (cuando no está tragando de RAM, eso sí) pero fluida. Lo fluido que debería ir un gama alta. A veces coge un poco de hipo aquí y allá pero nada relevante.
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