El Cuerpo de Marines de los Estados Unidos ha declarado como capacitados para comenzar a operar a su primer escuadrón de cazas F-35B. El anuncio es visto por algunos como más un logro de relaciones públicas, dado que el avión aún tiene pautados varios años de pruebas por delante. No obstante, otros también argumentan que esto es un gran logro par el programa del F-35. Pero independientemente de con quién estés de acuerdo, la realidad es que el Cuerpo de Marines ha logrado algo que muchos siempre pensaron que nunca sucedería.
El Comandante del Cuerpo de Marines Joseph Dunford realizó las siguientes declaraciones:
“Estoy complacido de anunciar que el VMFA-121 ha alcanzado la capacidad operativa en el F-35B, según los requisitos impuestos en el Informe Conjunto de los Comités de Defensa del Congreso, establecidos en el mes de junio de 2014. VMFA-121 cuenta con diez aeronaves en el Bloque 2B configuradas con todos los requisitos de rendimiento y armas para ser incluidos en operaciones de entrenamiento en cualquier sitio o barco. Los cazas están capacitados para proporcionar soporte aéreo cercano, contraataques ofensivos y defensivos, además de reconocimiento armado siendo parte de una misión en la Fuerza Aérea de los Marines.”
¿Pero realmente está listo para combate el F-35B? El nivel en el que el escuadrón del caza puede hacer todas esas cosas que menciona el General Dunford es motivo de debate. Durante la última prueba en el mar del F-35 demostró que podía operar desde el navío, pero su tasa de servicio y, más importante, su eficacia mientras esté desplegado como parte de una Unidad Expedicionaria de Marines continúa en duda.
El software parte del F-35, que es una generación más vieja de lo que estaba previsto para declararlo listo para operar, también supone un problema, debido a que limita las capacidades de los sensores y el menú de armas, entre otras cosas. El caza solo será capaz de llevar bombas guiadas por lásers, JDAM y AMRAAM. No solo esto, no va a poder usar su famoso (y problemático) cañón por al menos un par de años más.
Mientras tanto, el Pentágono apenas está empezando a soportar el peso de este programa tan problemático, siendo su costo el mayor problema, además de sus implicaciones en el futuro del desarrollo de sistemas armamentísticos.
La secretaria de la Fuerza Aérea, Deborah Lee James, realizó las siguientes declaraciones sobre el polémico programa del F-35 durante el Foro de Seguridad en Aspen, Colorado:
“La mayor lección que he aprendido del F-35 es que más nunca deberíamos volar un avión mientras lo construimos. La gente creyó que podíamos ir más rápido, que saldría menos costoso y que sería mejor. Es cierto, no ha resultado tan bien como queríamos y esperábamos, y esa probablemente es la mayor lección de todo esto. En realidad nos ha tomado muchísimo tiempo y nos ha costado mucho más dinero de lo que jamás habríamos imaginado.”
Luego llegaron esos informes que sacudieron al programa recientemente, en los que pilotos se quejaban de la “agilidad tan mediocre” del caza que les hace inferiores en combate con un viejo caza F-16, y lo peor, quejas de la incapacidad de ver a sus objetivos durante ciertos momentos y maniobras debido al enorme tamaño del (costoso) casco del F-35 que incorpora una pantalla en su interior.
Entonces, ¿qué sucede ahora? Aunque el VMFA-121 y sus F-35B están, técnicamente, operativos, no tienen programado ningún despegue hasta dentro de dos años, cuando el escuadrón va a mudarse a Japón. Y un vuelo de excursión real como parte del Grupo Expedicionario de Ataque no ocurrirá al menos hasta un año después de eso. Mientras tanto, el escuadrón está capacitado para despegar, si es necesario, pero es muy poco probable de que eso vaya a suceder. En cambio sí que los veremos aparecer frecuentemente en algunos ejercicios a través de los Estados Unidos y, eventualmente, en el extranjero.
Independientemente del estado actual de desarrollo del F-35, y lo relevante que el caza es hoy en día como una plataforma “operativa”, debo felicitar a todos los que trabajan en el programa y en el Cuerpo de Marines, quienes están involucrados con el avión, por este logro. No ha sido un camino fácil para ninguno de ellos, y su duro trabajo merece reconocimiento.
El F-35B es realmente el caza más relevante entre los que forman parte del programa “Joint Strike Fighter”, y sus requisitos de diseño van a suponer un pequeño problema al 85% restante del total de los F-35 que aterrizarán en pistas y navíos convencionales. Pero de cualquier forma, ver al modelo “B” prosperar es algo bueno, porque sin el éxito del F-35B lo que tenemos es más de 2.000 unidades de F-35A y F-35C que han sufrido graves consecuencias en cuanto a rendimiento y sigilo solo por incorporar el sistema de despegue y aterrizaje vertical en sus diseños.
No importa lo mucho que ha sufrido el programa del F-35 durante su desarrollo, pero tener al programa “Joint Strike Fighter” sin su F-35B sería sencillamente trágico.
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